Cuando se habla de una empresa familiar, generalmente se piensa en los conflictos que puede llegar a haber debido a combinar la familia con los negocios, sin embargo, las empresas familiares son las más clásicas en España y las que han logrado generar en muchos casos verdadero imperios.
Aún así, está claro que tanto empresa como familia son unos elementos muy cambiantes por lo que hace falta tener todo muy bien organizado y estructurado para que una cosa no afecte a la otra.
Una de las primeras problemáticas a las que se suelen enfrentar es el hecho de pasar la empresa familiar de la primera generación, es decir de los fundadores a la segunda generación y así sucesivamente.
El conflicto radica principalmente en las diferencias que pueden existir sobre cómo llevar adelante la empresa y cuáles son los objetivos generales. Usualmente, quien deja la empresa teme que la nueva generación “eche todo el esfuerzo a perder”, por ese motivo es que el traspaso se debe de hacer poco a poco. En la gran mayoría de los casos, los expertos recomiendan la posibilidad de tener un asesor que ayude en la planificación de este traspaso de una generación a otra para evitar el máximo de conflictos.
Además de todo lo anterior, hay que tener en cuenta que existen unos factores legales y fiscales que hay que revisar para que la gestión de la empresa familiar sea lo más adecuada posible. Esta revisión se puede dar lugar en dos momentos diferentes: o bien cuando se ha identificado que existe un momento concreto como es el caso por ejemplo de que un miembro de la compañía se jubile o como indicamos anteriormente que haya un relevo de generación en generación o por el contrario esperar a que se den los períodos legales establecidos que obligan a chequear y verificar toda la información.
En todo momento se debe de tener en cuenta que las empresas familiares se rigen por un régimen especial que se debe cumplir tanto en materia legal como fiscal.