Cuando nos referimos al Protocolo Familiar nos estamos refiriendo a un acuerdo que se da en un marco jurídico concreto en el cual se permite que las empresas familiares puedan regular lo que es el paso de una generación a otra.
Generalmente esto se hace con la ayuda de un asesor o de un gestor de empresas familiares que nos guíe durante el proceso de sucesión de las empresas familiares.
En este aspecto, el protocolo familiar se torna como una herramienta fundamental en lo que tiene que ver el hecho de regular las relaciones que tendrán los miembros de la familia con la empresa. El objetivo en estos casos es garantizar una continuidad de la forma más efectiva de la empresa familiar al resto de generaciones.
En el protocolo familiar se deja muy en claro cómo será el acceso de los nuevos miembros a la vida laboral y cómo será la salida de otros familiares. A partir de allí también se deja constancia de las normas de jubilación, retribución liderazgo, órganos de gobierno, transmisión de propiedades, entre otros.
Si bien es una herramienta muy útil como elemento jurídico, no muchas empresas lo utilizan ya que son pocas las que realmente entienden la importancia de tener un tipo de protocolo o acción para realizar adecuadamente el paso de sucesión de unos miembros familiares a otros.
Aún así, son muchas las empresas familiares que comenten errores y que ven cómo el traspaso se convierte en un caos ya que la nueva generación debe adaptarse a mucha información rápidamente y la salida de la generación anterior no se termina de concretar adecuadamente. Como consecuencia de lo anterior, la expansión, internacionalización y avance de la empresa familiar muchas veces se ve detenida debido a estos sucesos.